martes, 8 de junio de 2010

Hace poco más de dos meses que no escribó en este espacio que he dedicado para comunicarme con ustedes, con aquellos que de vez en cuando se acuerdan de mí y se asoman para ver como estoy. Tenía ganas de escribir pero esta vez sin ganas de sonar intelectual o interesante, simplemente soltar las palabras mal escritas y dejarme llevar por la corriente de ideas que saltan sin cesar de mi cabeza. No todo fue como esperaba, quizá nada es como uno lo espera, la realidad golpea y no espera, como dice Lacan y una maestra nos lo recordaba tanto en clase. Pues justamente eso pasó, la realidad golpeó para darme cuenta de que estoy viva, para recordarme que es lo que me apasiona, lo que ya no está y mostrarme nuevos caminos por seguir. Hoy después de mucho tiempo me siento sola y tranquila, asimilando todo lo que ha pasado en esta aventura de salir de mí país, sintiendo cómo el límite final de un ciclo me toca, me conmueve y hace que la piel se erize. Sigo teniendo miedo como la primera vez que tomé el avión para aventarme a un mundo nuevo, continuo pensando que el viaje no ha acabado y que aún tengo mucho que molestarle a la existencia, todavia habría que dar pelea y aunque seguramente no tengo la misma fuerza que hace unos años, poseo otras cosas que he aprendido en el trayecto. Quiero agradecerles a todos los que me han acompañado en este viaje, a los que dejé por el riesgo pero que continuaron a mi lado, también a los que ya no siguen conmigo pero que me dieron tanto y son inolvidables, gracias a los que han creído en mí, los que me extrañan tanto como yo lo hago, a los nuevos conocidos que me han hecho reir y sentirme en casa, a todos y cada uno de ustedes que saben quienes son, incluso a los que no leerán estas palabras pero que viven en mí. Aún les debo algo... un texto sobre Nancy, un proyecto que inicié hace dos años y que aún no terminó, se lo debo a él también, hombre de gran escritura que me ha hecho querer arrancarme los pelos por no entenderlo pero también abrazarlo por lo grande que es, quizá nunca lo conozca y seguramente él nunca me leerá, mientras, yo seguiré acompañándolo a través de mi lectura, en cada sobresalto que tenga al descubrir un horizonte nuevo con su pensamiento. Pero tendría que agradecer sobre todo a la persona que me introdujo a Nancy, a ese hombre que gracias a una clase de Derrida y mi comentario impertinente sobre el día de muertos en México quizó ser mi compañero y padre intelectual, creyó en mí, me hizo releer a Heidegger, escuchó mis penas y se volvió un gran amigo y alma gemela filosofal, él tampoco lo sabrá, nunca se enterará lo valioso y enorme que ha sido su apoyo para mí, o como una simple corrección me habría los ojos para ver una nueva ráfaga de luz. Que tan cierto es aquello de que la gente que toca es la que sólo roza, la que tantea la epidermis y penetra con respeto dentro de nuestro cuerpo.
Pronto habrá que cerrar y volver a dejar, se tendrá que partir pero no sin antes dejar mi cuerpo en las líneas del texto que les debo.

1 comentario:

  1. ;) Nena, el intento de no parecer interesante acaba siempre fallando contigo jejeje, en el buen sentido!
    Yo creo que el sentido de todo eso es saber cual es nuestra casa, o sea, ¿dónde vivimos? ¿dónde nos encontramos? Y debería ser en nosotros mismos, y en lo que somos: dónde viven nuestras convicciones, nuestros intereses, lo que nos mueve (profisionalmente/personalmente, ambos...)nuestras ganas!!! Creo que si escucharamos el Ser que vive dónde deberíamos vivir siempre, quizás recibiríamos los golpes de la realidad de manera más amortiguada. No creo en la casualidad, y tampoco es casual nuestro encuentro. Hay una Nadia en ti, una Lau en mi, y las debíamos escuchar ;) de hecho, cuando ellas hablan entre ellas, cuanto aprendo yo!!! Así que... A BRILLAR ESTOS OJITOS!!! Tú citas a grandes filósofos y yo a Fito Paez "Lo bueno que tenemos dentro es un brillante es una luz que no dejaré escapar, jamás..." Gracias por todo!!!!

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