Un cuadro silencioso es un cuadro fallido, afirma Diego Etcheverry recordando a su maestro Anhelo Hernández que solía decir que los cuadros deben gritar, ensordecer, generar en el espectador algo, como buen aprendiz el creador Uruguayo no ha olvidado esa gran lección, acompañada de un gran rigor académico, una tradición pictórica disciplinada y metódica heredada de sus mentores. El arte de Etcheverry no es sensible, responde a un tema icónico, dentro de una cultura del cartel, de la propaganda, el tebeo, el cómic, presenta una imagen ambigua, cargada de contenido, donde se pretende plasmar una forma de ver las cosas, sin intentar ser un arte reivindicativo, intenta llamar al espectador para que se quede un rato pensando pero no tiene nada que ver con el dar soluciones. Por otra parte, es un trabajo independiente, no adepto a presentarse como “arte de lujo”, condicionado por un mercado que se mueve a través de cánones comerciales en una lógica de intereses y amiguismos, independiente para ser libre en términos creativos y en donde la función estética siga siendo el centro del arte.
1) Dada la fuerza simbólica de tú obra es común que se enfoque la atención en el contenido que presenta, empero, en relación con la forma, ¿qué líneas la sostienen, sobre qué formación se erige el lenguaje presentado?
Primero, creo en la Academia, en el pulido del lenguaje para articular una palabra en condiciones, insisto en que el dibujo correcto a nivel académico abre un abanico a nivel de expresión que es lo fundamental, independientemente del soporte que se elija para trabajar.
Mi formación en Bellas Artes empezó desde muy pequeño, pero el paso medular sucedió en la elección de cátedra de Anhelo Hernández, que fue discípulo directo de Torres García y recreaba justo el mismo curso que daba éste en Montevideo, ahí fue donde entré en contacto con el constructivismo, empecé a entender el arte objeto y el rigor de la organización espacial de buscar la regla armónica perfecta, el atractivo de generar en el hombre un arte imposible, tanto para el que lo profetiza como quién lo hace y observa, es complejo, difícil de digerir; fue entonces donde todo la disciplina de mis inicios se perfiló con un rigor más visionario.
Entré en contacto por Anhelo con la escuela del sur, en su tiempo de exilio emigra a México y ahí absorbe mucho del colorismo de la paleta de pintura, factor que marcará una ruptura con Torres García que usaba tonos grisáceos, logra un paso más dentro de ese rigor constructivista, introduciendo el color, al creer en el sonido y la armonía del mismo. Así absorbo también el color de Anhelo, como puede verse en la colectiva de la Nueva Congregación Israelí en Montevideo, en donde hago una mimesis con él.
2) Continuando con el tema de tus mentores, en la escuela de Torre García, se tiene muy presente la idea del sacrificio en la pintura ¿cómo se refleja esto en tu proceder creativo?
Bueno, eso tiene que ver con un ejercicio personal, con que la pintura va madurando, por ejemplo, cuando era muy joven pintaba cuatro cuadros en el mismo cuadro, la madurez hace que empiece a entender la serenidad y el sacrificio en la pintura, dándome cuenta que no todo lo que se ocurre se puede plasmar. Otro tema que tiene que ver con el sacrificio, es el encontrar el lenguaje apropiado para decir cada cosa, esa es una cuestión muy difícil yo no sé si lo tendré resuelto, por ejemplo, hay cuadros que son situaciones frustrantes a nivel de creación y que tienen que ver con que esto podría ser un film y no un cuadro, creo que ahí empieza el sacrificio creativo. Lo otro es que no todo tiene que ser bonito, sacrificar es pintar no todo lo que agrade, así como, el estar en taller y repintar un cuadro buscando mejora, no quedándose con el primer trazo.
Y esto no lo estoy hablando en una situación de martirio, sino que, creo que es una profesión en donde las cosas se toman en el grado y en la cuota que tienen que tener.
3) La ambigüedad de tú lenguaje pictórico tiene que ver con tú interés y la cercanía a la propaganda, con su aspecto de informar y desinformar ¿Podrías ahondar un poco en esta dicotomía?
Considero que hay una contradicción controlada en mi obra, los símbolos los machaco mucho, los exprimo, cada idea tiene un proceso, no se queda como apenas aparece. La imagen es rehecha, versionada hasta que dé un poco más. Mi trabajo tiene que ver con la propaganda tanto para bien como para mal, para informar y desinformar, pero sobre todo para señalar la fragilidad de nuestros símbolos. El tema de la desinformación me interesa porque soy una persona terriblemente desconfiada de lo que cuentan, entonces, el ejercicio es leer entre líneas, la desinformación quiere explicar una cuestión de manera errónea pero, al mismo tiempo dejar claro, como cifrado, el verdadero mensaje. Incluso dentro de este lógica, he llegado a pintar, a manera de sacrificio estético, cosas que no me gustan o que sé que no agradan pero enfrentan al observador, que transgreden para mostrar el juego de lo que nuestros símbolos cotidianos esconden.
4) ¿Qué piensas acerca de algunas opiniones que consideran que el carácter crítico-reflexivo de tú obra es una especie de movimiento que pretenden concientizar y, de alguna manera reivindicar?
Habría que decir que esas críticas no las termino porque hablan de cualquier cosa menos de la pintura, lo que hay en mi obra son unas ganas imponentes de generar y crear situaciones visuales, lo demás son pequeños apéndices, lo fundamental es la creación visual como centro, y esto es un pretexto para generar justificaciones personales de ciertas cuestiones, el ejercicio de la creación, la composición, del juego con los colores, en ese aparente caos estético lo que hay es una libertad con un lenguaje pulido, pero no hay intención de querer ser el que dé luz, al contrario me queda enorme eso, no me interesa, lo único que hago es vociferar y cuestionar los temas, pero no hay un espíritu de masa, indudablemente se habla de la muerte de los dogmas, de la fe, de los símbolos y la carencia de estos, pero no tengo ninguna intención de marcar tendencia e incluso me asusta y causa un poco de aburrimiento que se adjudique un compromiso que me quitaría la libertad de creación que intento tener.
5) La cercanía al tebeo y al comix underground se hace latente en tú obra, no solo desde la ironía y la sátira de los símbolos a los que estamos acostumbrados, la similitud aparece también en no pretender ser una obra vendible, accesible en todos lugares, dentro de un mercado aceptable globalmente ¿Cómo es la relación de tú obra con el mundo del comercio del arte?
No estoy atado al tema comercial, por lo que, no dependo de ciertos símbolos o ciertas técnicas las cuales se me venden bien o mal, en eso soy libre. Lo exclusivo, lo inaccesible, no es un tema de bolsillo sino por quién compra y valora la obra, que pretende comprando esto a lo que he puesto unas características de invendible. Hay un espíritu de contracultura en la manera de manejarme en el mercado, es más, ni siquiera me gusta entrar en ese juego, me intriga la cuestión de quién pone el valor a la obra y en ese sentido, experimento colocándonos del otro lado, soy el que pongo a juicio al consumidor, y no mi obra a juicio del mercado, mi independencia como artista está ligada también a la necesidad de que no sea un galerista, un público de élite o un grupo de críticos los que pongan valor a la obra sino, por el contrario, que sea a través de la función estética como conexión simbólica la que me haga llegar al espectador.
6) Sobre la propia cronología de tú obra, aunque se mantienen ciertos símbolos, en el desarrollo se han gestado cambios importantes, sin embargo, en términos generales, ya sea, en método, contenido, intención ¿podemos encontrar una constante intrínseca en tú trabajo?
Sí, hay constantes, ciertos símbolos que me impactaron desde la niñez, una imaginería personal que se va desarrollando, evidentemente puede ir madurando la línea, la técnica pero hay símbolos esenciales que se mantienen con nosotros, el estilo no sólo responde a las maneras, de trabajar o pintar, sino a los símbolos presentes, y hay algunos que no me aburro de trabajarlos, inclusive a medida de que van pasando los años se incorporan nuevos símbolos, que forman parte de ese zoológico de elementos que creo que es importante no descuidarlos.
También se mantiene un rigor académico en la obra, no quedarse con el primer trazo desmontarla hasta llegar a la intención que quiero lograr.
7) Retrocedamos un poco a la cercanía con el tebeo y el comix underground. En este último es evidente su carácter defensivo, contracultural, alternativo, ¿Cómo se configura el carácter de defensa en tú trabajo?
No hay mejor defensa que un buen ataque, con el tema de las chapas, de las pegatinas logró espantar un poco a cierta forma de pensar en donde eso tiene que ver con un abalorio o una chuchería de un valor que no trasciende, es efímero se rompe, no tiene calidad, yo creo que es un no limitarse a un lenguaje único, todos los lenguajes y medios materiales puedes utilizarse para hacer creación artística, el defenderse con los objetos discriminados en el arte, es de alguna manera pagar con la misma moneda esa discriminación. Esa ambigüedad que hablábamos de mi lenguaje no responde sólo a la dicotomía información-desinformación, sino al juego de los materiales utilizados, a creer que el cuadro está pintado y en realidad está impreso, porque al utilizar no sólo pintura al óleo sino otro tipo de materiales amplio el panorama y a través de la materialidad se exploran nuevos lenguajes. Lo importante es mostrar el valor simbólico de la obra, no el soporte sino el contenido. Lo que tiene el arte seriado es que permite bajar el coste de las obras, se vuelve más accesible al que normalmente más valora y que no puede comprar, aunque es cierto también que siempre se quiere lo que no podemos tener.
8) Por último, en tú obra has utilizado diversos materiales y técnicas, ¿Podrías hablarnos un poco acerca del uso de lo corpóreo en tú último trabajo?
El paso a lo corpóreo se ha dado por la necesidad de no quedarme sólo en los cuadros sino ir al tema de los moldes, con la finalidad de disfrutar de lo industrial. Experimento con lo que parece industrial porque suele dar mucha tranquilidad al consumidor, el producto puede ser malo pero sí tiene una etiqueta dota de seguridad al comprador. Se juega con aspectos industriales pero desde un aspecto creativo, con un punto irónico que descubra la naturaleza de la lógica industrial. “La criatura pertinaz” es una idea que se viene gestando desde hace tres años, un muñeco que tiene un aspecto industrial y que en realidad está hecho en casa, siendo una producción menor con colores brillantes que responden a una cultura industrializada. Veo que mis personajes cuajan en esas estéticas, no se trata de una intromisión al mundo del Toy, sino con experimentar en el canal de expresión del aspecto masivo con la confusión de lo industrial y la pérdida de dogmas de la que hablamos.
Agradezcon infinitamente a Diego Etcheverry por concederme esta entrevista, su apertura y las horas dedicadas para lograr comunicarme el espíritu de su trabajo.
Mas información sobre su obra en: http://www. diegoetcheverry.com/
Nadia Cortés
1) Dada la fuerza simbólica de tú obra es común que se enfoque la atención en el contenido que presenta, empero, en relación con la forma, ¿qué líneas la sostienen, sobre qué formación se erige el lenguaje presentado?
Primero, creo en la Academia, en el pulido del lenguaje para articular una palabra en condiciones, insisto en que el dibujo correcto a nivel académico abre un abanico a nivel de expresión que es lo fundamental, independientemente del soporte que se elija para trabajar.
Mi formación en Bellas Artes empezó desde muy pequeño, pero el paso medular sucedió en la elección de cátedra de Anhelo Hernández, que fue discípulo directo de Torres García y recreaba justo el mismo curso que daba éste en Montevideo, ahí fue donde entré en contacto con el constructivismo, empecé a entender el arte objeto y el rigor de la organización espacial de buscar la regla armónica perfecta, el atractivo de generar en el hombre un arte imposible, tanto para el que lo profetiza como quién lo hace y observa, es complejo, difícil de digerir; fue entonces donde todo la disciplina de mis inicios se perfiló con un rigor más visionario.
Entré en contacto por Anhelo con la escuela del sur, en su tiempo de exilio emigra a México y ahí absorbe mucho del colorismo de la paleta de pintura, factor que marcará una ruptura con Torres García que usaba tonos grisáceos, logra un paso más dentro de ese rigor constructivista, introduciendo el color, al creer en el sonido y la armonía del mismo. Así absorbo también el color de Anhelo, como puede verse en la colectiva de la Nueva Congregación Israelí en Montevideo, en donde hago una mimesis con él.
2) Continuando con el tema de tus mentores, en la escuela de Torre García, se tiene muy presente la idea del sacrificio en la pintura ¿cómo se refleja esto en tu proceder creativo?
Bueno, eso tiene que ver con un ejercicio personal, con que la pintura va madurando, por ejemplo, cuando era muy joven pintaba cuatro cuadros en el mismo cuadro, la madurez hace que empiece a entender la serenidad y el sacrificio en la pintura, dándome cuenta que no todo lo que se ocurre se puede plasmar. Otro tema que tiene que ver con el sacrificio, es el encontrar el lenguaje apropiado para decir cada cosa, esa es una cuestión muy difícil yo no sé si lo tendré resuelto, por ejemplo, hay cuadros que son situaciones frustrantes a nivel de creación y que tienen que ver con que esto podría ser un film y no un cuadro, creo que ahí empieza el sacrificio creativo. Lo otro es que no todo tiene que ser bonito, sacrificar es pintar no todo lo que agrade, así como, el estar en taller y repintar un cuadro buscando mejora, no quedándose con el primer trazo.
Y esto no lo estoy hablando en una situación de martirio, sino que, creo que es una profesión en donde las cosas se toman en el grado y en la cuota que tienen que tener.
3) La ambigüedad de tú lenguaje pictórico tiene que ver con tú interés y la cercanía a la propaganda, con su aspecto de informar y desinformar ¿Podrías ahondar un poco en esta dicotomía?
Considero que hay una contradicción controlada en mi obra, los símbolos los machaco mucho, los exprimo, cada idea tiene un proceso, no se queda como apenas aparece. La imagen es rehecha, versionada hasta que dé un poco más. Mi trabajo tiene que ver con la propaganda tanto para bien como para mal, para informar y desinformar, pero sobre todo para señalar la fragilidad de nuestros símbolos. El tema de la desinformación me interesa porque soy una persona terriblemente desconfiada de lo que cuentan, entonces, el ejercicio es leer entre líneas, la desinformación quiere explicar una cuestión de manera errónea pero, al mismo tiempo dejar claro, como cifrado, el verdadero mensaje. Incluso dentro de este lógica, he llegado a pintar, a manera de sacrificio estético, cosas que no me gustan o que sé que no agradan pero enfrentan al observador, que transgreden para mostrar el juego de lo que nuestros símbolos cotidianos esconden.
4) ¿Qué piensas acerca de algunas opiniones que consideran que el carácter crítico-reflexivo de tú obra es una especie de movimiento que pretenden concientizar y, de alguna manera reivindicar?
Habría que decir que esas críticas no las termino porque hablan de cualquier cosa menos de la pintura, lo que hay en mi obra son unas ganas imponentes de generar y crear situaciones visuales, lo demás son pequeños apéndices, lo fundamental es la creación visual como centro, y esto es un pretexto para generar justificaciones personales de ciertas cuestiones, el ejercicio de la creación, la composición, del juego con los colores, en ese aparente caos estético lo que hay es una libertad con un lenguaje pulido, pero no hay intención de querer ser el que dé luz, al contrario me queda enorme eso, no me interesa, lo único que hago es vociferar y cuestionar los temas, pero no hay un espíritu de masa, indudablemente se habla de la muerte de los dogmas, de la fe, de los símbolos y la carencia de estos, pero no tengo ninguna intención de marcar tendencia e incluso me asusta y causa un poco de aburrimiento que se adjudique un compromiso que me quitaría la libertad de creación que intento tener.
5) La cercanía al tebeo y al comix underground se hace latente en tú obra, no solo desde la ironía y la sátira de los símbolos a los que estamos acostumbrados, la similitud aparece también en no pretender ser una obra vendible, accesible en todos lugares, dentro de un mercado aceptable globalmente ¿Cómo es la relación de tú obra con el mundo del comercio del arte?
No estoy atado al tema comercial, por lo que, no dependo de ciertos símbolos o ciertas técnicas las cuales se me venden bien o mal, en eso soy libre. Lo exclusivo, lo inaccesible, no es un tema de bolsillo sino por quién compra y valora la obra, que pretende comprando esto a lo que he puesto unas características de invendible. Hay un espíritu de contracultura en la manera de manejarme en el mercado, es más, ni siquiera me gusta entrar en ese juego, me intriga la cuestión de quién pone el valor a la obra y en ese sentido, experimento colocándonos del otro lado, soy el que pongo a juicio al consumidor, y no mi obra a juicio del mercado, mi independencia como artista está ligada también a la necesidad de que no sea un galerista, un público de élite o un grupo de críticos los que pongan valor a la obra sino, por el contrario, que sea a través de la función estética como conexión simbólica la que me haga llegar al espectador.
6) Sobre la propia cronología de tú obra, aunque se mantienen ciertos símbolos, en el desarrollo se han gestado cambios importantes, sin embargo, en términos generales, ya sea, en método, contenido, intención ¿podemos encontrar una constante intrínseca en tú trabajo?
Sí, hay constantes, ciertos símbolos que me impactaron desde la niñez, una imaginería personal que se va desarrollando, evidentemente puede ir madurando la línea, la técnica pero hay símbolos esenciales que se mantienen con nosotros, el estilo no sólo responde a las maneras, de trabajar o pintar, sino a los símbolos presentes, y hay algunos que no me aburro de trabajarlos, inclusive a medida de que van pasando los años se incorporan nuevos símbolos, que forman parte de ese zoológico de elementos que creo que es importante no descuidarlos.
También se mantiene un rigor académico en la obra, no quedarse con el primer trazo desmontarla hasta llegar a la intención que quiero lograr.
7) Retrocedamos un poco a la cercanía con el tebeo y el comix underground. En este último es evidente su carácter defensivo, contracultural, alternativo, ¿Cómo se configura el carácter de defensa en tú trabajo?
No hay mejor defensa que un buen ataque, con el tema de las chapas, de las pegatinas logró espantar un poco a cierta forma de pensar en donde eso tiene que ver con un abalorio o una chuchería de un valor que no trasciende, es efímero se rompe, no tiene calidad, yo creo que es un no limitarse a un lenguaje único, todos los lenguajes y medios materiales puedes utilizarse para hacer creación artística, el defenderse con los objetos discriminados en el arte, es de alguna manera pagar con la misma moneda esa discriminación. Esa ambigüedad que hablábamos de mi lenguaje no responde sólo a la dicotomía información-desinformación, sino al juego de los materiales utilizados, a creer que el cuadro está pintado y en realidad está impreso, porque al utilizar no sólo pintura al óleo sino otro tipo de materiales amplio el panorama y a través de la materialidad se exploran nuevos lenguajes. Lo importante es mostrar el valor simbólico de la obra, no el soporte sino el contenido. Lo que tiene el arte seriado es que permite bajar el coste de las obras, se vuelve más accesible al que normalmente más valora y que no puede comprar, aunque es cierto también que siempre se quiere lo que no podemos tener.
8) Por último, en tú obra has utilizado diversos materiales y técnicas, ¿Podrías hablarnos un poco acerca del uso de lo corpóreo en tú último trabajo?
El paso a lo corpóreo se ha dado por la necesidad de no quedarme sólo en los cuadros sino ir al tema de los moldes, con la finalidad de disfrutar de lo industrial. Experimento con lo que parece industrial porque suele dar mucha tranquilidad al consumidor, el producto puede ser malo pero sí tiene una etiqueta dota de seguridad al comprador. Se juega con aspectos industriales pero desde un aspecto creativo, con un punto irónico que descubra la naturaleza de la lógica industrial. “La criatura pertinaz” es una idea que se viene gestando desde hace tres años, un muñeco que tiene un aspecto industrial y que en realidad está hecho en casa, siendo una producción menor con colores brillantes que responden a una cultura industrializada. Veo que mis personajes cuajan en esas estéticas, no se trata de una intromisión al mundo del Toy, sino con experimentar en el canal de expresión del aspecto masivo con la confusión de lo industrial y la pérdida de dogmas de la que hablamos.
Agradezcon infinitamente a Diego Etcheverry por concederme esta entrevista, su apertura y las horas dedicadas para lograr comunicarme el espíritu de su trabajo.
Mas información sobre su obra en: http://www. diegoetcheverry.com/
Nadia Cortés
Felicidades por este post; indispensable para conocer un poco más sobre el arte en general. Sabes, yo pienso que el hombre es per se un ser que se constituye a partir de los símbolos, por eso los inventamos, los hacemos parte de nuestras vidas como el aire que respiramos. Con el tiempo el símbolo (cualquiera que perdure y rebase la frontera del tiempo) se hace puente entre lo concreto y lo abstracto... el ser humano (cada individuo) puede aspirar a transformarse en símbolo, ¿no crees?
ResponderEliminarHola Exúán!!! Primero gracias por tu comentario. Por supuesto que nos desarrollamos y movemos en un universo simbólico, así como estamos constituidos por y a través de ellos, el único problema que le veo a esas consideraciones es el caer, por ejemplo, en un idealismo lingüístico, es más, en cualquier tipo de idealismo, al considerar al símbolo como un puente entre lo concreto y lo abstracto, como lo hacían los idealistas, lo dejaban en una realidad "más allá" (llamesele Topus uranos platónico, el espíritu absoluto de Hegel etc..) a la nuestra, el único detalle que habría que aclarar es que los símbolos son encarnados, están en el mundo y no es que hagan referencia a un más allá de nuestra propia existencia, sino que se configuran en ella, a través de las relaciones que establecemos con los demás existentes, nuestra tradición de pensamiento y el presente que se vive.
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