Ruptura en la cotidianidad: Una animación proyectada sobre la pared exterior de una galería aparece frente a nuestros ojos, nos tomamos el tiempo para verla, es una chica, haciendo muecas, pensando, como si quisiera decirnos algo; reímos, continuamos caminando e imaginamos como y a quién contaremos nuestro pequeño pero alegre incidente, no dejamos de sonreír. La video proyección de nuestra anécdota es la invitación de Ruth Gómez para que nos adentremos en su último trabajo, que parte del cortometraje de Meliés “Las ilusiones fantásticas”, título que retoma para nombrar su exposición, y en donde pretende, según sus propias palabras, llevar a la categoría de fantástica cualquier tipo de ensoñación sólo por ser sentida. A través del dibujo animado digital o el plasmado sobre soporte fotográfico, comúnmente variando dentro de una gama de tonalidades rosas, y aprovechando su manejo de la cultura popular visual dada su proximidad al diseño gráfico, Ruth Gómez se vale para compartir sus propias fantasías e ilusiones, como puede verse desde su Reversible secuencia hasta su pequeña instalación con instrucciones para desaparecer, detener el tiempo o teletransportarse, titulada Máquina de maravillas. La extrapolación visual de la experiencia de un beso, Caleidoscopio, es llevada aquí a un juego de formas, velocidades, caras tantas como las de su prisma interior, muestran la intención de transformar los pequeños goces en verdaderas ilusiones. Su lenguaje visual es accesible, sobre todo a las nuevas generaciones, atrapa por ser reconocible y sentirnos identificados al tipo de imagen usada, aprovecha la posibilidad narrativa de la animación para inventar la realidad más que retratarla. De entrada, la exposición nos introduce en un espacio de ilusión ambientado por música y paisajes, Cariño 1 y 2, que pudiese parecer ingenuo por su carga fantástica, sin embargo, si se lee su trabajo desde ese panorama, se anularía la posibilidad que posee el universo de la animación a través del carácter paradójico de la ilusión, que fomenta un pensamiento y actitudes críticas. Su trabajo es personalista, refleja sus deseos pero sobretodo preocupaciones y su crítica a la sociedad que le tocó vivir, perneada de una crisis global y de un sentimiento generalizado de desencanto. ¿Por qué habría que hacer un paréntesis en nuestra vida diaria a través de la ilusión? En su anterior exposición, “Animales de compañía”, muestra la complejidad y competitividad existente en nuestras relaciones sociales, la necesidad de adhesión a un grupo como mecanismo de supervivencia y, después, mediante la metáfora del canibalismo nos introduce en la dimensión de lo interpersonal mediada por la agresividad. Su actual exposición no puede desligarse de la anterior, así como en la primera “volverse un caníbal” era forma de sobrevivir, en esta última, ilusionar es para ella una necesidad del ser humano con la que habitualmente se pueda tolerar la cotidianidad y sobrevivirla.
Nadia Cortés
Nadia Cortés
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